Ø Cuando se le siente caliente al tacto (especialmente el cuello y la cabeza), mientras las manos y pies están fríos.
Ø Cuando pierde súbitamente el apetito.
Ø Cuando vomita la última comida habitual (un niño que usualmente come bien).
Ø Cuando pasa mala noche (un niño que usualmente duerme bien).
Ø Cuando un niño usualmente activo, deja de moverse y jugar.
Ø Cuando inexplicablemente esta decaído somnoliento de día.
Es muy importante que todo docente sepa tomar la temperatura y leer el termómetro. Para ello, tome el termómetro con la mano derecha, por el extremo opuesto a donde está el mercurio y gírelo hacia arriba y hacia abajo para descubrir la columna plateada del mercurio. Si está por encima de 37ºC, agite el termómetro hasta que descienda por debajo. Enseguida proceda a tomar la temperatura.
Si el niño tiene menos de 5 años se puede comenzar tomando la temperatura en el hueco de la axila y si marca por encima de 37.2ºC es sospechoso de fiebre y se debe verificar con temperatura rectal. Si esta marca más de 38ºC, se considera que el niño tiene fiebre.
Un niño tiene fiebre cuando su temperatura corporal es igual o superior a 38° C. Para cuantificar la temperatura de un niño se recomienda usar un termómetro de mercurio, colocándolo en la axila del niño durante unos 3 a 5 minutos.
Principalmente se deberá llamar a los familiares, para que acudan urgentemente al centro en busca de su hijo. Mientras esto ocurre, los docentes deberán de realizar lo siguiente:
- Asegúrese que la persona enferma está hidratada adecuadamente: haga que él/ella beba con tanta frecuencia como sea posible, más de lo habitual.
- Cubrir muy bien a la persona enferma (especialmente infantes) para evitar escalofríos, pero no excesivamente para que pueda perder el calor corporal. Controlar constantemente: cubrir a la persona enferma al mínimo indicio de escalofríos.
Mantener la temperatura entre 21º o 23º.
Darle un baño templado, en caso que sea posible.
Dr. Ramiro Gerardo Villareal. Doctor en pediatría